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PANÓPTICO

De información, ciberseguridad e inteligencia artificial

Dr. Emilio Vizarretea Rosales

El análisis y deliberación de la información se tejen en los actuales horizontes de la seguridad nacional, pública e interior, con una multidimensionalidad que se caracteriza por la situación determinada por la guerra de Rusia contra Ucrania, la resonancia de la epidemia COVID 19, las dificultades de alimentación, medio ambiente y cambio climático, los ataques a la infraestructura crítica de la SEDENA y a otras dependencias, así como los problemas vinculados a la democracia, las batallas al interior de los poderes y los gobiernos, sus contrapesos, la tensión entre México y Estados Unidos por las dificultades en materia de seguridad, energías limpias y el T-MEC, desde luego también porque ambos países tendrán elecciones presidenciales en 2024.

En este contexto, apuntamos algunas breves reflexiones sobre la información, la inteligencia, la ciberseguridad y la inteligencia artificial, a partir de la reciente publicación del libro Mi vecino es un robot, los retos de convivir con la inteligencia artificial, coordinado por Erik Huesca, Javier Juárez y Paola Cicero, en la editorial Debate, 2023, 263 pp. En el que se exploran tecnología, mitos, conocimiento, ciencias, retos e implicaciones de la inteligencia artificial, del uso en las tareas domésticas, académicas, en medios de comunicación y redes sociales y en la inteligencia, seguridad y defensa nacionales. Impulsa esta obra un debate público sobre la vecindad, desde distintas disciplinas y enfoca al papel de la inteligencia artificial.

Si bien la información genera un cierto tipo de poder, en realidad la información puede conducir a cierto tipo de conocimiento que, conforme a un uso adecuado y en determinadas circunstancias, puede lograr poder. El análisis de la información ha devenido un proceso estratégico, crítico y complejo, puesto que quien analiza información, la política o el poder, atiende las circunstancias que le rodean, atisba en las fuentes de información que constituyen la estimación en un enunciado, afirmación o hipótesis, de un discurso que emite un actor relevante y, hace sus reflexiones, análisis e interpretaciones y propone ciertos cursos de acción posible, para el logro de fines determinados.

El análisis de información, matiza, ubica y reconstruye acontecimientos, datos, hechos, fenómenos, los ubica espacial y temporalmente, establece secuencias lógicas encadenadas, racionaliza la información con relación a sus fines y medios, busca apoyar la toma de decisiones, de manera objetiva, realista y factible. Eso lo hace cotidianamente y siempre a contrapelo de la necesidad. Es un trabajo de noria, de búsqueda de minero, constante, sistemática, sin fatiga, sin prefectos vigilantes que valgan, hasta que logra encontrar la pepita de oro, el hilo de Ariadna, que lo lleva a la gran veta dorada de la información, que le muestra la salida del laberinto de la ignorancia o del exceso de información, que le da comprensión y la explicación del fenómeno en estudio.

Requiere conocimiento, compromiso, responsabilidad profesional, convicción, sensibilidad, intuición, mesura, sentido sobre los alcances y límites de lo que hace. Es un proceso de formación y experiencia que lleva largo tiempo, en ocasiones años. Sabe que el trabajo de información es una herramienta indispensable. Quiere saber siempre más y mejor, porque la demanda es siempre para ayer. A pesar de la organización del trabajo o mejor, precisamente por el tipo de organización, no siempre previsora ni con prospectiva formal, siempre la demanda de información es alta, urgente, y mucho más, es un leviatán informativo, devorador e insaciable.

El análisis de información, político o de inteligencia, es una herramienta fundamental en la vida gubernamental y empresarial cotidiana. Distingue lo que diversos actores proponen y desean. Es un catalizador del instinto político de quienes han hecho de la información y la inteligencia una profesión, un campo de conocimientos estratégicos adscrito a la seguridad nacional, un acto de fe voluntaria.

La exigencia del trabajo, así como de quienes lo hacen posible es alta y costosa. No puede haber improvisados ni improvisaciones, los errores son costosos y se pagan con réditos sumamente altos en la situación geopolítica contemporánea. La información y la inteligencia no sólo son relevantes o fundamentales son indispensables, necesarias y únicas.

Los sistemas de información y de inteligencia, gubernamentales o privados, están atentos a la dinámica global, de competencia a ultranza, de lucha por sobrevivir en un mercado de capitalismo salvaje, con uso de recursos extremos, con una innovación tecnológica minuto a minuto, que obliga a una apertura mental del cambio y la innovación que muchas veces choca con el sueño de los justos, del pensar que ya se llegó, el tirarse a la hamaca de la conformidad es otorgar al adversario la oportunidad del éxito, frente a nuestra derrota en los diversos campos, político, económico, social, militar, exterior y de desarrollo tecnológico.

La determinación de los objetivos es una decisión política que atañe a quien dirige la seguridad nacional y a quiénes la operan y hacen posible, en la teoría y en la práctica. En la trama de decisiones mexicanas, corresponde al Presidente de la República y a su gabinete de seguridad nacional en primera instancia.

Atendiendo, en primer lugar y sólo con motivo de análisis, tanto el contexto doméstico, con actores y factores, aliados y adversarios, congruentes e intransigentes, que constituyen la dinámica cotidiana de la política y la economía nacionales, con el binomio de desarrollo de seguridad que se complementan y guían, con los intereses particulares, amenazantes o delincuentes violentos y organizados de cuello blanco, que muchas veces predominan frente a los intereses nacionales.

En paralelo, desde luego, el contexto externo, globalizador y competitivo, intensamente demandante de canonjías y prebendas, interesado en colocar sus intereses globales externos por encima de los intereses nacionales, seductor de virtudes gubernamentales y de empresarios incompetentes, promotor de vicios que deterioran el propio desarrollo nacional.

La prevención y la prospectiva son elementos que acompañan a la información y la inteligencia estratégicas. Los diagnósticos, estrategias, políticas, planes y programas, gozan de las estimaciones que surgen de dichos sistemas de información e inteligencia y, cuando no los tienen, no sólo sufren los actores, sino los autores y participantes, observadores o no del proceso en ciernes.

Las alternancias gubernamentales y los cambios sexenales o los relevos institucionales en los cuadros directivos de las instancias de seguridad nacional, en específico en las áreas de información e inteligencia, muchas veces sucumben, sobre todo en los nuevos directivos, ante el canto de sirenas de los modelos románticos o de ficción, como los creados por David Cornwell mejor conocido como John Le Carré (y sus héroes Alec Leamas y George Smiley, El espía que surgió del frío), o Robert Ludlum (con el ameritado Jason Bourne), o Graham Green (con los personajes del Tren de Estambul o el Expreso de Oriente, Nuestro hombre en La Habana, el profesor de El agente secreto; El Americano Impasible; Scobie y el sacerdote de El poder y la gloria), o Ian Fleming (con el famoso archiespía con licencia para matar, el 007, Bond, James Bond), o los aspectos de desarrollo analítico y mental como La carta robada de Edgar Allan Poe; el detective belga Hercules Poirot de Agatha Cristie y desde luego, el inspector Jacques Clouseau, menos serio, que exponen el mito crítico e irónico de La pantera rosa, la que contrasta con el gran analista, que resuelve los casos por la vía deductiva, el amigo del médico John Watson, el elementalista Sherlock Holmes, personajes de Sir Arthur Conan Doyle, o de teorías de complot o de conspiración propias de la guerra fría hacen de los personajes de novela, prototipos o modelos de acción de tareas importantes en la vida nacional, que demandan un conocimiento profundo de los elementos que integran la inteligencia y las operaciones, que una decisión superior requiere y decide.

Hoy día, ante la actual difusión pública de acciones de investigación y espionaje, de ciberataques constantes, nos han mostrado no sólo situaciones-límite en el mundo virtual, sino también las situaciones de realidad en un mundo en competencia, que requiere de mayor y mejor información, de organizarla en un eficaz sistema de inteligencia, adjetivarla como estratégica, para acuñar la relevancia que poseen en los tiempos que vivimos. Manteniendo el respeto al Estado de Derecho y en particular a los derechos humanos de todos.

Estos actos, difundidos por medios de comunicación y redes sociales, han expuesto también la debilidad en las tareas de información e inteligencia, los descuidos en la seguridad de la información y la contrainteligencia, la presentación de personajes que son vistos, por algunos, como traidores o por otros, con una gran capacidad de intervención que califican de heroísmo, desde los miembros hackeadores de Anonymous, hasta las entregas del militar norteamericano Bradley Manning y el creador de wikileaks, Julian Assange, hasta las revelaciones del espionaje de amigos y aliados por la Agencia de Seguridad Nacional, hechas por Edward Snowden. Recientemente, la intervención del grupo Guacamaya, logró capturar información sensible de los servidores de la SEDENA, el costo de esta acción ha tenido repercusión inconmensurable sobre el tratamiento público de acciones de diversos actores político. Ellos nos han mostrado la importancia del ciberespacio, de las oportunidades y fallas del sistema de inteligencia. De la nueva guerra por conquistar el mundo virtual. Del valor y peso de la inteligencia artificial.

En suma, sin recurso humano, sin inteligencia humana, la inteligencia estratégica está penca, tunca, chimuela, tuerta, coja, débil e incompleta y, las más de las veces, disfuncional de los fines, objetivos y metas de seguridad nacional.

Sin inteligencia tecnológica, la inteligencia estratégica está disminuida, no amplía su radio de acción, el alcance de los sentidos pierde su fortaleza, se pierde la complejidad evolutiva e innovadora del todo, desaparecen oportunidades, se vuelve menos competitiva. Los recursos económicos, públicos o privados, para invertir en tareas de inteligencia y seguridad no debieran escatimarse. Es la incomprensión del sentido de lo estratégico.