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RESUMEN

México presenta un rezago en materia del ejercicio y cumplimiento de varios derechos básicos y que son requisito para preservar la vida de forma digna y saludable, el derecho a una alimentación nutritiva y de calidad, el derecho a un agua potable y el derecho a un medio ambiente sano; al menos estos tres derechos son un insumo plausible para lograr y preservar otro derecho, la salud integral (física y mental), mental porque los estresores y preocupaciones disminuyen ante el cumplimiento y protección de los mismos (1).

De acuerdo con las cifras de CONEVAL (2) los indicadores de carencia social, respecto a la pobreza por carencia de acceso a una alimentación nutritiva y de calidad, aumentaron del 2016 al 2020 de 21.9% a 22.5% respectivamente, afectando a los grupos con mayor vulnerabilidad y en otros temas pendientes es el lograr que todos los niños y niñas reciban una lactancia materna exclusiva al menos los seis primeros meses de vida, cuyas cifras si bien aumentaron de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del 2018 (3), siguen aún por debajo del 50%; otros problemas son la anemia, la talla baja aunado a la obesidad infantil que son problemas que atentan a lograr un bienestar a un grupo de edad que cuenta con la protección de Los Derechos Humanos de las niñas, niños y adolescentes, previstos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en los tratados internacionales y en las demás leyes aplicables, esencialmente en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (2014) (4-6).

Por ende, estamos muy lejos de lograr una seguridad alimentaria y nutricional, que significa que todas las personas en todo momento tengan acceso a una alimentación nutritiva, adecuada, constante y acorde a la cultura. Si bien no todo son malas noticias porque se ha avanzado mucho en políticas públicas en los últimos años en temas para beneficio a la salud, la alimentación y a un medio ambiente sano, y del que estaré abordando en este artículo, “El derecho humano a acceder a información”.

Derivado de lo anterior, comparto una intervención realizada en una comunidad rural ubicada en la Ciudad de León, Guanajuato. La comunidad de las ladrilleras del Refugio fue reubicada en los 80´s por el crecimiento urbano de la Ciudad de León, Guanajuato, desde entonces ha ido creciendo la población cuya principal actividad económica es la producción de ladrillo; es una población de 1800 personas en 319 casas. La esperanza de vida en la comunidad no supera los 65 años, derivado a los contaminantes que derivan de la producción del ladrillo (7-9). La situación económica de los hornos que ha cambiado por el marco regulatorio ambiental ha llevado a que baje la producción y tengas que salir los padres a buscar trabajo dejando la crianza de sus hijos a los hermanos. Los efectos a la salud que tiene las ladrilleras son talla baja, deterioro neurológico, enfermedades respiratorias, entre otras. Los productores tienen varios años tratando de poder implementar normatividades, debido a que no cuentan con sus escrituras y estas son un requisito para implementar tecnología que baje las emisiones de contaminantes, pero sin este paso, la población y los productores han estado estancados; no han podido encontrar apoyo, perciben que son una comunidad relegada, que no se les apoya y se sienten rezagados. A pesar de los impactos ambientales, a la salud, a una alimentación que se parece a la que sufren varias poblaciones de zonas urbanas y rurales, con el mayor acceso a los productos ultraprocesados, por ende la priorización de necesidades no es la alimentación nutritiva y de calidad que se encuentra estipulada en el artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicano, sino el tema  de lograr avanzar en su actividad económica cuya dinámica es humanamente posible al priorizar una actividad que les permite sus sustento económico; por ende sus prioridades de los productos de ladrillo recaen en una base de normatividad ambiental y tecnológica para lograr mitigar los impactos ambientales en su producción artesanal. Cabe señalar que esta necesidad no es reciente, desde el 2013 que tengo trabajando en la comunidad como académica e investigadora, la he escuchado por parte de algunos de los pobladores, pero fue durante la contingencia que mantuve el contacto usando los medios digitales, como un acompañamiento con la comunidad con algunos de los integrantes y prestadores de servicios de esta. Finales de 2021, tuve con mi equipo del Observatorio Universitario de Seguridad Alimentaria y Nutricional, la oportunidad de recibir las capacitaciones de parte del Instituto de Acceso a la Información y escuché por primera la mención de unos de los programas que año con año promueven a través de las Organizaciones de la Sociedad Civil el Derecho al acceso a la información. Por lo que en el 2022, se impulsa un programa titulado “Capacitar a los productores de ladrillo a través de la sensibilización al acceso a la información, para lograr una producción de ladrillo de acuerdo con las principales normas ambientales, buenas prácticas de producción sustentables que mejore la calidad del aire y por ende la salud en la comunidad de Las Ladrilleras del Refugio”, partiendo de la necesidad detectada y solicitada por los productores de ladrillo con obtener sus escrituras para poder implementar tecnología que permitiría mitigar los impactos ambientales. Actualmente se han logrado avances importantes desde el Gobierno Estatal con la integración de una Comisión Mixta que atenderé el problema de las Ladrilleras en Guanajuato el 19 de octubre y, el Lanzamiento de la Estrategia Integral, donde se ha dado comienzo en dos comunidades de la ciudad de León, Gto., “Las Ladrilleras del Refugio y el Valladito “.

¿Qué es la seguridad alimentaria y nutricional?

La seguridad alimentaria y nutricional (SA) entendida como el acceso físico y económico permanente a una alimentación adecuada (variada, equilibrada, completa, suficiente e inocua), adaptada a la cultura y a la sociedad, para todas las personas sin importar su edad, sexo y condición fisiológica (10,11) no se ha cumplido para el 100% de los mexicanos. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) del 2012, en México, un 70% de los hogares presentaron inseguridad alimentaria (IA) (12), mientras que para el año 2018 se presenta un 55.5% (4). La IA refleja la dificultad de las personas para tener un acceso a una alimentación saludable que aporte los nutrimentos y energía necesaria para que cada persona se desarrolle y, socialmente aceptable, una limitación que impacta en el desarrollo y logro de bienestar de las personas (13).

La seguridad alimentaria se estudia y comprende desde sus dimensiones: 1) Disponibilidad (existencia de cantidades suficientes de alimentos para satisfacer las necesidades nutrimentales de la población), 2) Estabilidad (aspectos climáticos y mantenimiento de la estabilidad en la producción de alimentos, en relación  a precios del mercado y costos de producción), 3) Acceso físico y económico (contar con los recursos necesarios para poder adquirir alimentos y tener una alimentación nutritiva), y 4) Utilización biológica (conjunto de hábitos y condiciones que permiten tener una alimentación adecuada y equilibrada en nutrimentos acorde a cada estado fisiológico del ser humano; que también considera el acceso a servicios de agua potable, saneamiento y acceso a la salud (13).

Es importante señalar que este concepto ha evolucionado en el tiempo hasta llegar a instalarse un término más integral y representativo del derecho a la alimentación, al agua y al medio ambiente sano. Que más adelante mencionaré con estas definiciones, la relación que tiene quienes estudiamos la seguridad alimentaria y nutricional con los problemas de contaminación y por ende el interés de promover entornos menos contaminados (13, 14).

¿Por qué en las Ladrilleras del Refugio?

Me gustaría primero presentar la ubicación geográfica de la comunidad en el Estado de Guanajuato. Cada una de las regiones de la entidad posee características específicas (fisiográficas, económicas, demográficas, sociopolíticas, etcétera. Por tal motivo, resulta importante identificar estas diferencias para ofrecer elementos de análisis y propuestas de políticas públicas focalizadas a las particularidades de cada región. Los criterios que se consideraron para la regionalización del estado fueron las condiciones y las características socioeconómicas de los municipios, el grado de desarrollo de cada una de las regiones, un análisis de los problemas y perspectivas de desarrollo, que contribuyan a la estructura institucional y jurídicas de la planeación territorial (15).

La Región III Centro es la que concentra la mayor cantidad de la población estatal, con 67% del total, siendo de igual manera la Región I Noreste la que posee una menor cantidad, con un 4.9% de la población del estado. La Región III Centro corresponde al Bajío Guanajuatense, caracterizado por mesetas y grandes valles. La Región III Centro conforma lo que se denomina el corredor industrial. Esta región abarca una extensión territorial de aproximadamente 7 mil 761 kilómetros cuadrados, equivalente a 25.4% del territorio estatal. La Región III Centro se integra por tres subregiones y dieciséis municipios, las cuales se enlistan a continuación.

La comunidad de Ladrilleras del Refugio es un pequeño grupo poblacional con 1,624 personas que se encuentra en la periferia de la mancha urbana de la ciudad de León, Guanajuato. Es una comunidad creada a partir de la reubicación del sector ladrillero de la ciudad que se dio en el año de 1985. La comunidad tiene en su zona norte un complejo ladrillero que es de aproximadamente 30 hectáreas según los trabajadores y con 135 ladrilleras, esta se encuentra a una distancia menor de 800 metros de la zona habitacional y áreas recreativas y una zona escolar (8,9).

La principal actividad económica que se realiza en la comunidad es la producción de ladrillo de manera artesanal, este es un empleo informal que representa una actividad de riesgo por las condiciones precarias de tecnología y las condiciones en las que se realizan las actividades como los combustibles utilizados generan contaminantes que afectan no solo trabajadores sino por la naturaleza de la dispersión de estos podrían afectar a la comunidad y en específico a grupos vulnerables dentro de esta como lo pudieran ser niños, mujeres embarazadas y adultos mayores. Las Ladrilleras del Refugio, zona rural del Municipio de León, está catalogado como polígono de pobreza, no cuenta con calles pavimentadas, los pobladores presentan rezago educativo, deserción escolar y desempeñan ocupaciones de riesgo en salud (pulmonar, cortes) debido a la elaboración de ladrillo (16-18). Sumado a ello, los alimentos altos en grasas y azúcar son de fácil acceso en los lugares de expendio, además el costo estos productos industrializados es de bajo costo, por ejemplo $17 por 2.5 L de bebida industrializada (19). Ante lo cual se plantea un programa piloto que impulse la apropiación de hábitos de alimentación saludables con productos caseros preparados con alimentos locales y tradicionales del Estado de Guanajuato. La comunidad ha sido sujeto de varios estudios que resaltan el riesgo inherente de vivir en una zona de uso de suelo industrial, en un estudio previo, se observó que existen factores de riesgo que se asocian 6.5 veces más con disfunciones al sistema respiratorio o alteraciones pulmonares en niños como los son: ser varón y vivir en las zonas ladrillera. La combinación de una dispersión de los contaminantes en exteriores e interiores, laboral y además que la exposición sea crónica, puede resultar en enfermedades como ateroesclerosis, defectos de nacimiento, problemas en el desarrollo cognitivo, neurológico y pulmonar además de una mayor incidencia de enfermedades respiratorias agudas como crónicas (20,21).

Para el caso específico de la Escuela Primaria Rural Josefa Ortiz De Domínguez, ubicada en la calle Horno 202 Colonia Ladrilleras del Refugio con un número de 321 estudiantes para el año 2018 y que cuenta con comedor de alimentos desde hace tres años, este proyecto busca usar dicha infraestructura y sumar actores y con ello estructurar la escuela a una cooperativa que promueva el consumo de alimentos saludables. El trabajo conjunto entre la Escuela Primaria Rural Josefa Ortiz De Domínguez, el Laboratorio Universitario de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Universidad de Guanajuato y el Observatorio Universitario de Seguridad Alimentaria y Nutricional del Estado de Guanajuato (OUSANEG) desde el año 2016 se ha centrado en la consejería de docentes y familiares, la evaluación de la preparación de alimentos, así como el seguimiento del estado nutricional de los niños y niñas, lo cual ha resultado en la implementación de prácticas de higiene por el personas del comedor, la preparación de alimentos con un mayor equilibrio nutricional y ha facilitado la disminución de porcentajes de anemia de los escolares a un promedio del 25%, sin embargo, las cifras aún son altas y alarmantes (7,16,17). Este programa planteará la conformación de una cooperativa en la cual las mujeres puedan ofrecer alimentos en la Escuela Primaria Rural, el periodo de tiempo y la prioridad para el mantenimiento de la oferta para cada madre de familia será establecido bajo consenso y teniendo en cuenta las necesidades económicas de cada familia. Esto permitirá obtener un ingreso económico para las familias y el reconocimiento y apropiación de ingredientes y opciones de alimentación saludables tanto en sus hogares como para los niños de la Escuela Primaria Rural. Desde el 2013 al 2015, se comenzó un acercamiento con la comunidad, realizando varios diagnósticos y desde el 2016 se instalaran intervenciones y acompañamiento en nutrición, alimentación y salud Monroy-Torres y cols., ha intervenido en la localidad de las Ladrilleras del Refugio en León, Gto, con un programa de vigilancia priorizando la anemia y en acciones en el comedor de la escuela, con talleres de capacitación en buenas prácticas con las madres de familia y la directora de la escuela, siendo nuestro espacio de acción y actuar la escuela (16-18). Los resultados que se han logrado con el programa de vigilancia sobre la prevalencia de anemia e indicadores nutricionales en escolares a tres años (2016 a 2019) de su implementación en el primer año escolar a quienes se les ha analizado el estado nutricio (antropometría, hemoglobina, glucosa, hábitos de alimentación, etc.) con una edad promedio de 6 años. El peso y la talla promedio fue de 21.73 kg y 1.149 m respectivamente; 23.8% de los niños y las niñas tuvieron anemia. Se encontró una diferencia significativa con la cohorte histórica de hace 3 años (48% vs 23.8%). Las condiciones medioambientales en las que viven los niños no son las más adecuadas ya que el entorno impacta en su crecimiento y desarrollo saludable, los resultados obtenidos de un programa de vigilancia han permitido una intervención y comunicación oportuna en las madres de familia y autoridades escolares, en los niños y las niñas que están en una edad clave para el logro de un crecimiento y desarrollo saludable (14).

¿Qué expectativas tenían los productores de ladrillo?

El primer día que acudí a platicar con algunos de los productores, había mucho escepticismo, el cual comprendí desde el primero momento, no confiaban, se les habían hecho muchas promesas y se sentían defraudados y a pesar de  varios programas y proyectos, algunos bien elaborados y con una proyección a funcionar, pero que sabemos que lo escrito (el plan) a la operatividad es otro mundo, es las formas siempre deben ser consideradas, por ello a pesar de haberse realizado esfuerzos gubernamentales, los avances fueron pocos, además de continuar sin lograr lo más importante para los productos, las escrituras de las Unidades de sus negocios (Los hornos). Así que algo importante fue mi receptividad, escucharlos, entender para conocer más su situación, así que, por otro lado, la tenía difícil además de ser una mujer que llegar directo a presentarles esta propuesta. Pero algo que quiero compartir es que esto no fue impedimento alguno, nunca me sentí excluida por ellos, a pesar de que la mayoría que asistió a los talleres fueron hombres. Esta fue una gran enseñanza y motivación, entender que las mujeres académicas, investigadoras podemos incidir en este tipo de proyectos (22,23).